Educación

Siete claves para educar a un buen estudiante

oct 2021

¿Tus hijos estudian o aprenden? Ante esta pregunta, Cristina Cabello, pedagoga, psicóloga clínica y máster en Psicología del Desarrollo Personal con más de 20 años de experiencia en el ámbito educativo, asegura que «no a todos los niños les gusta estudiar, pero a todos sí les gusta aprender». Por eso la clave para educar a un buen estudiante es conseguir que disfrute aprendiendo. No es una tarea fácil: debemos enseñarle a aprender de manera autónoma. Ese es el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos en un mundo en constante cambio y evolución.

Es imprescindible transmitir a nuestros hijos los valores fundamentales del aprendizaje y no basarnos solo en el rendimiento escolar. Los procesos de aprendizaje van más allá del propio rendimiento académico y lo que necesitamos es que puedan trabajar su mapa mental con la actitud más adecuada para el proceso de desarrollo: activa, afectiva, emprendedora, humilde, orgullosa, paciente y vital.

En este artículo analizaremos las siete claves del desempeño académico para lograr que nuestros hijos amen aprender y saquen el mejor rendimiento de sus capacidades.


Las siete claves para educar a un buen estudiante

Toru Kumon, creador del método Kumon, decía que «todos los niños desean en su interior mejorar sus capacidades y todos sin excepción tienen potencial para ello».

La palabra educación viene del latín educere, que significa 'conducir, guiar, orientar', aunque también es posible relacionarla con la palabra exducere, 'sacar lo que está dentro hacia fuera', sentido muy próximo a la definición etimológica de 'conducir hacia fuera', y ese es el punto de partida para educar a un buen estudiante. ¿Tú enseñas o dejas que aprendan? «La educación es un proceso de crecimiento interior en el que el adulto más capaz guía al alumno y lo ayuda a sacar lo que ya tiene adentro», argumenta Cristina Cabello.

A continuación compartimos las claves para ayudar a tu hijo a convertirse en un buen estudiante:

1. Autoconcepto académico: Son las características que nos definen como estudiantes. Desarrollar la autoestima académica desde la primera infancia es muy importante para educar a un buen estudiante. Cuando los niños son pequeños, creen en todo aquello que les dicen sus padres. Si creen en los Reyes Magos y en el Ratoncito Pérez, ¿por qué no enseñarles a creer en sí mismos? La psicóloga y educadora Begoña Ibarrola sostiene que «hasta los 6 años, la autoestima no es "auto". Los niños sienten que valen por lo que valoran sus padres y su entorno»: no es lo mismo decir «Eres nervioso» y «Has sacado un 10 porque eres muy listo» que «Tienes nervio» y «Has sacado un 10 porque ya lo has aprendido muy bien».

2. Autoconocimiento: Está relacionado con la forma en la que aprenden los niños. Para educar a un buen estudiante, debemos tener en cuenta que no todos los niños aprenden de la misma forma: algunos aprenden de manera visual, por ejemplo, subrayando las partes de un texto; otros, de manera auditiva, como estudiando en alto, y otros aprenden de manera cinestésica, por lo que necesitan moverse para aprender (pasear o balancearse durante el estudio para satisfacer la necesidad de movimiento). Por eso, es importante observar la manera en la que aprenden nuestros hijos y potenciarla en casa.

3. Autorregulación: Cristina Cabello explica que autorregularse significa ser capaz de establecer metas y conseguirlas a través de la motivación y la persistencia. Para ello, podemos ayudar a nuestros hijos a que se autorregulen mediante una serie de pasos:

  • Establecer metas.
  • Tener un plan de trabajo.
  • Experimentar la sensación de logro: «Nuestros niños no están acostumbrados a esperar por lo bueno, a demorar la gratificación. Enseñémosles a esperar para conseguir el premio, a no hacer las cosas solo por el premio inmediato», dice Cristina.
  • Utilizar un lenguaje positivo: Los niños tienen que nombrar lo que hacen mediante un lenguaje positivo y nosotros, como padres y madres, también debemos usarlo cuando algo no nos sale bien, pues somos su ejemplo por seguir. Por ejemplo, podemos decir: «Yo soy capaz de esto, necesito practicar para conseguirlo».
  • Adquirir un hábito: Tener horarios fijos todos los días y adquirir un hábito «nos genera una inercia que hace que nos cueste menos ponernos a estudiar».
  • Valorar el proceso: Si, en lugar de señalarles que deben aprobar el examen, decimos a nuestros hijos de antemano que su objetivo es estudiar una hora cada día, valorarán el proceso de estudio. No se trata de aprobar, sino aprender y estudiar cada día.

4. Autoeficacia: Hace referencia a nuestras capacidades. Educar a un buen estudiante es también educar la percepción de su eficacia y su confianza en la propia capacidad para lograr los resultados deseados. Para ayudar a nuestros hijos a mejorar su eficacia durante el estudio deben aprender a:

  • Explorar echando un vistazo a lo que van a abordar.
  • Preguntarse cuáles son las ideas principales y señalarlas.
  • Leer detenidamente y con una visión crítica.
  • Recordar en voz alta recitando con sus propias palabras.
  • Repasar y releer antes de dormir y del examen (con descansos).

Hay que seguir la premisa «Lección atendida, lección repasada, lección aprendida». Aprender un poquito cada día es la clave porque intentar aprender todo de golpe no es recomendable.

5. Autoevaluación: «¿Mi resultado es el adecuado? ¿Cómo percibo los errores?». Enseñarles a aprender del error es muy importante para educar a un buen estudiante. En Kumon vemos los errores como oportunidades de aprendizaje, y este es el mejor consejo que os podemos dar de cara al aprendizaje de vuestros hijos.

6. Autorrefuerzo: «¿Disfruto aprendiendo? ¿Lo relaciono con mis vivencias? ¿Lo aplico?». El autorrefuerzo está relacionado con nuestra forma de aprender (detallada en el punto 2) y, sobre todo, con la motivación necesaria para ello. Por eso, debemos saber qué tipo de motivación tiene nuestro hijo:

  • Extrínseca a la tarea. La tarea es el medio para conseguir un objetivo y no es motivante en sí misma: «Hacer Kumon no me gusta, pero me viene bien para el colegio, para que mis padres estén contentos, para conseguir las pegatinas y comprarme algo o para que me lo regalen».
  • Intrínseca a la tarea. La actividad es el fin: «Me gusta hacer Kumon. Disfruto haciéndolo».
  • Intrínseca a la persona. Alcanzar el fin produce una satisfacción personal. Aunque la tarea sea difícil, completarla produce una sensación de orgullo, de competencia, de logro: «He sido capaz».
  • Sentido del deber.

Para educar a un buen estudiante es muy importante determinar el tipo de motivación que alimenta sus ganas de aprender o puede ayudar a despertarlas. Recuerda que el lenguaje motivador debemos aplicarlo a la conducta, al igual que cuando elogiamos y reprendemos a nuestros hijos. No debemos aplicarlo a su forma de ser. Por ejemplo, no es lo mismo decir «Eres malo» que «Te has portado mal».

7. Autodidactismo: «¿Soy autónomo aprendiendo?». Inculcar el autodidactismo es sumamente importante para educar a un buen estudiante. Se define como «la capacidad de una persona de conformarse a sí misma», es decir, tener autonomía para dirigir, controlar, regular y autoevaluar la propia forma de aprender de manera consciente. Esta es la séptima de las siete claves para educar a un buen estudiante y todas ellas comienzan con el prefijo auto-, quiere significa 'por uno mismo'. En ese sentido, los orientadores de Kumon guían a los alumnos ayudándolos a descubrir y desarrollar su potencial individual para dar lo mejor de sí mismos mientras disfrutan aprendiendo, porque la sensación de haber logrado algo por uno mismo incrementa las ganas de aprender.

En Kumon decimos que el alumno es protagonista de su aprendizaje porque los orientadores se encargan de personalizárselo, es decir, crean un plan de estudios a la medida de cada alumno y lo ayudan a convertirse en una persona autónoma, inculcándole la mentalidad y las habilidades propias del aprendizaje autodidacta.