M. Luz Cristóbal: «Ser orientadora de Kumon no es una profesión, es un modo de vida»

nov 2019
«Kumon es único porque considera único a cada uno de sus alumnos»
«Kumon es único porque considera único a cada uno de sus alumnos»

En 1998, su curiosidad por los métodos de estimulación temprana llevó a M. Luz Cristóbal hasta Kumon. Enseguida conectó con los principios del método y abrió el centro Kumon Madrid - Pinar de Chamartín. Desde entonces, su centro no ha dejado de crecer: ya cuenta con 53 concluyentes y actualmente acuden a él más de 330 alumnos, de los cuales cerca de 200 estudian contenidos por encima de su nivel escolar. Su convicción y gestión la han llevado a uno de los puestos más altos del ranking de orientadores de Kumon Europa y África.

Cuando M. Luz habla de Kumon se le ilumina la mirada. Recuerda sus inicios con mucho cariño. Por aquel entonces, Kumon llevaba tan solo 7 años en España y estaba en pleno proceso de expansión. «Fue una etapa de aprendizaje continuo, aunque ahora también lo es. Viví la experiencia de Kumon en mis alumnos y en mí misma de forma muy ilusionante, como el niño que estrena zapatos nuevos. Kumon cambió mi percepción de la enseñanza y me abrió un campo de posibilidades para trabajar con los alumnos según sus capacidades, retándolos cada día, viendo sus logros y aprendiendo de los momentos difíciles», nos cuenta emocionada.

«Cada día en el centro está lleno de momentos mágicos»

M. Luz resume su camino en Kumon con una frase de Toru Kumon: «“Así está bien” no existe, siempre hay algo mejor», y desde esa perspectiva aprende cada día del método Kumon, que está en constante evolución, asistiendo a formaciones, congresos y encuentros internacionales, y visitando otros centros con el objetivo de orientar a sus alumnos de la mejor manera.

Para ella, cada día en el centro está lleno de momentos mágicos, aunque la emocionan especialmente las entregas de diplomas a sus concluyentes porque es cuando recuerda el camino que han recorrido y siente orgullo y satisfacción por la meta alcanzada.

Aprender de los alumnos para orientarlos de la mejor manera

La labor del orientador en Kumon es observar la evolución del alumno para brindarle el material didáctico adecuado y crear un clima de confianza para que aprenda por sí mismo a resolver los ejercicios. De esta manera promovemos el autodidactismo.

El material didáctico de Kumon se ha creado con el propósito de producir el mayor efecto de aprendizaje en el menor tiempo posible. La labor del orientador es vital para favorecer la relación entre el alumno y el material. «El papel del orientador pasa por comprender al alumno, tener una intención a la hora de orien­tarlo y, por último, proporcionarle la orientación en sí. El material de Kumon, yo lo veo infinito en posibilidades, en ejemplos y en procesos. Cada niño, según su capacidad y la orientación que recibe de su orientador, resuelve los materiales de una forma muy personal. El conocimiento de los materiales por parte de nosotros, los orientadores, es vital», asegura.

Para M. Luz, la paciencia, la observación y la capacidad de adaptación son las claves de la enseñanza en Kumon: «Es muy importante adaptarse al ritmo de aprendizaje de cada alumno escuchando y observando sin ideas preconcebidas ni objetivos inamovibles».

«Kumon es único porque considera único a cada uno de sus alumnos»

M. Luz opina que las nuevas generaciones están acostumbradas a la satisfacción inmediata, a tenerlo todo en un clic, y que uno de los hábitos más importantes que aporta Kumon es la constancia para aprender a conseguir objetivos.

«Nuestros alumnos interiorizan que se aprende con paciencia y que es necesario insistir hasta que se domina el contenido. Esto les da mucho poder para encarar futuros aprendizajes a nivel académico, personal y profesional», afirma.

El método Kumon desarrolla habilidades y capacidades que abren al alumno todo un mundo de posibilidades. «Kumon es único porque considera único a cada uno de sus alumnos», nos dice convencida.

«Ser orientadora de Kumon no es una profesión, es un modo de vida»

M. Luz nos asegura que seguirá creciendo con Kumon porque continuará trabajando con la misma ilusión y las mismas ganas de aprender de sus alumnos liderando un equipo de profesionales que pueda ofrecer lo mejor a los alumnos y sus familias.

«Ser orientadora de Kumon no es una profesión, es un modo de vida, Kumon requiere mucha entrega y vocación. Sin duda, los próximos años me depararán nuevos retos, a los que me enfrentaré con el mayor de los entusiasmos», concluye.


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